viernes, 27 de septiembre de 2013

Noventa años no son nada

"Los síntomas del amanecer habían sido perfectos para no ser feliz: me dolían los huesos desde la madrugada, me ardía el culo, y había truenos de tormenta después de tres meses de sequía. Me bañé mientras estaba el café, me tomé un tazón endulzado con miel de abejas y acompañado con dos tortas de cazabe, y me puse el mameluco de lienzo de estar en casa.
...
Mi edad sexual no me preocupó nunca, porque mis poderes no dependían tanto de mí como de ellas, y ellas saben el cómo y el porqué cuando quieren. Hoy me río de los muchachos de ochenta que consultan al médico asustados por estos sobresaltos, sin saber que en los noventa son peores, pero ya no importan: son riesgos de estar vivo. En cambio, es un triunfo de la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales, pero que raras veces falle para las que de verdad nos interesan. Cicerón lo ilustró de una plumada:
"No hay un anciano que olvide dónde escondió su tesoro"
...
Las secretarias me regalaron tres calzoncillos de seda con huellas de besos estampados, y una tarjeta en la que se ofrecían para quitármelos. Se me ocurrió que uno de los encantos de la vejez son las provocaciones que se permiten las amigas jóvenes que nos creen fuera de servicio.

De Memorias de Mis Putas Tristes. Gabriel García Márquez


miércoles, 25 de septiembre de 2013

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martes, 24 de septiembre de 2013

Expropiación

Mi casa estaba un terreno inmenso comparado con el resto del vecindario. Tenía una callecita de entrada propia, con jardines no muy cuidados a ambos lados, que terminaba en el frente de la casa, escoltada por dos tremendos árboles. Era prefabricada. Había sido de un barrio de emergencia, que se construyó luego del terremoto del ´44. Era tan pobre en su construcción, como rica en sus plantas y arbolados. Seis especies enormes daban sombra al predio. Dos pérgolas floridas, y fragantes, se ofrecían como techos del patio. 
Era un barrio de trabajadores, algunos con éxito económico, y sus hogares daban cuenta de ello. 

Y
o no entendía. De a poquito los vecinos se fueron yendo y nadie venía en su reemplazo. Un día demolieron una casa. Al tiempo otra. Y luego otra…

E
n nuestros juegos de niños, nos imaginábamos soldados de combate, que corrían y se disparaban entre paredes sin techo, de lo que antes habían sido dormitorios. A veces, hacíamos una versión original de cirujeo, buscando cualquier cosa llamativa dentro de restos de cosas abandonadas. Lo que encontrábamos, tenía un valor efímero, otorgado por nuestra imaginación. De a ratos, en la tranquilidad y el silencio del desierto, nos invadía una melancolía. Como si nos persiguieran los sueños, proyectos y fantasmas de la gente que allí había vivido sus horas más intensas.

Supe ahí, desde muy niño, lo que era una expropiación. Era lo que veíamos alrededor, era nuestro futuro, era que una “autopista” se construiría sobre nuestra casa. Sepultando recuerdos, anécdotas, vivencias. 

De esto hace más de treinta y cinco años. Hoy la autopista se llama Avenida de Circunvalación y todo el tiempo se le hacen mejoras. Su trazado es un anillo que rodea la ciudad de San Juan y hace que todo quede a diez minutos en auto. Invito a conocerla. Es un orgullo para cualquier sanjuanino.

Atrás quedaron el tambo, donde comprábamos la leche al pie de la vaca, el camino fatídico a la escuela, la casa del velorio más triste que vi en mi vida, los escenarios de juegos de guerra con sus campos bombardeados. 

De eso solo quedan barrios con cicatrices, donde las calles están todas cortarrajeadas sin soluciones de continuidad, y muchos recuerdos de tiempos en que la fotografía era un lujo.

En un rincón del alma...

En un rincón del alma, perdido entre laberintos infinitos, están guardadas las caricias de mi madre, y los abrazos de mi padre...

En un rincón del alma, doblando la esquina y siguiendo recovecos, fueron quedando los sueños inconclusos, las ilusiones de grandeza, y las fantasías geniales...

En un rincón del alma, los recuerdos luchan con el tiempo, para ganarle la batalla a la nada.

En un rincón del alma me encuentro hoy, en el lugar que mañana no ocuparé, y al cual nunca volveré...

En un rincón del alma guardo mis más grandes tesoros: Las risas de mis hijos, los momentos entre amigos, y la familia...

En un rincón del alma, lloro cuando sufro...


En un rincón del alma, me duermo en los brazos de la paz, 

En ese rincón estaré cuando ya no esté...

lunes, 23 de septiembre de 2013

La rosa comienza a florecer


(Del Cap. VIII de El Principito de Antoine de Saint Exupery )

Aprendí bien pronto a conocer mejor esta flor. Siempre había habido en el planeta del principito flores muy simples adornadas con una sola fila de pétalos que apenas ocupaban sitio y a nadie molestaban. Aparecían entre la hierba una mañana y por la tarde se extinguían. Pero aquella había germinado un día de una semilla llegada de quién sabe dónde, y el principito había vigilado cuidadosamente desde el primer día aquella ramita tan diferente de las que él conocía. Podía ser una nueva especie de Baobab. Pero el arbusto cesó pronto de crecer y comenzó a echar su flor. El principito observó el crecimiento de un enorme capullo y tenía le convencimiento de que habría de salir de allí una aparición milagrosa; pero la flor no acababa de preparar su belleza al abrigo de su envoltura verde.
Elegía con cuidado sus colores, se vestía lentamente y se ajustaba uno a uno sus pétalos. No quería salir ya ajada como las amapolas; quería aparecer en todo el esplendor de su belleza. ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.


La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:
—¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!
El principito no pudo contener su admiración:
—¡Qué hermosa eres!
—¿Verdad? —respondió dulcemente la flor—. He nacido al mismo tiempo que el sol. El principito adivinó exactamente que ella no era muy modesta ciertamente, pero ¡era tan conmovedora!
—Me parece que ya es hora de desayunar  — añadió la flor —; si tuvieras la bondad de pensar un poco en mí...
Y el principito, muy confuso, habiendo ido a buscar una regadera la roció abundantemente con
agua fresca. Y así, ella lo había atormentado con su vanidad un poco sombría.  Un día, por ejemplo, hablandode sus cuatro espinas, dijo al principito:
—¡Ya pueden venir los tigres, con sus garras!
—No hay tigres en mi planeta —observó el principito— y, además, los tigres no comen hierba.
—Yo no soy una hierba —respondió dulcemente la flor.
—Perdóname...
—No temo a los tigres, pero tengo miedo a las corrientes de aire. ¿No tendrás un biombo?
"Miedo a las corrientes de aire no es una suerte para una planta  —pensó el principito—. Esta flor es demasiado complicada…"
—Por la noche me cubrirás con un fanal… hace mucho frío en tu tierra. No se está muy a gusto;
allá de donde yo vengo…
La flor se interrumpió; había llegado allí en forma de semilla y no era posible que conociera otros mundos. Humillada por haberse dejado sorprender inventando una mentira tan ingenua, tosió dos o tres veces para atraerse la simpatía del principito.
—¿Y el biombo?
—Iba a buscarlo, pero como no dejabas de hablarme…
Insistió en su tos para darle al menos remordimientos.
De esta manera el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, había llegado a dudar de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sentía desgraciado.
"Yo no debía hacerle caso  —me confesó un día el principito— nunca hay que hacer caso a las
flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso…

Aquella historia de garra y tigres que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme".

Paciencia, ya llega la primavera!

Tengo muchas expectativas con respecto a este nuevo sitio.
No es facebook, no es twitter, intenta ser algo más personal.
No me es tan sencillo empezar, se va demorando el nacimiento.
Seguramente no es tan doloroso como un parto, pero se podrían establecer analogías.

Hay adrenalina en el aire, hay un fluir de conceptos, hay todo una dinámica interior que al transcurrir el tiempo intentaré transmitir, en mi beneficio, como catarsis, y también espero que sirva a los posibles lectores.
El entorno de trabajo es nuevo para mí, y muy prometedor.
Tenganme paciencia, y confién.

No olviden de pasar por el Libro de Visitas y dejar algún recuerdito.
Todavía no se si este Articulo permite comentarios, espero que sí.
De alguna forma le daré vueltas hasta lograr un espacio interactivo.
Desde ya muchas gracias por su visita.

Dios nos bendiga!

Aviso a visitantes

Siénte en confianza, se respetuoso, y deja huella de tu paso. Nunca pases por aquí como un fantasma, hazlo haciendole saber al universo, que todos tus pasos siguen un camino, y es hermoso cuando los caminos se cruzan.

Bienvenidos

Laberinto es un espacio personal. No hay puertas, pero no entra cualquiera, y nunca se sale como se entró. En el medio estoy yo, para enriquecerme y enriquecerte con en el encuentro de nuestras presencias. Busco y espero recreación, libertad, respeto, juego, buen trato, y si es posible, nuevos amigos.